North American Power Plants

El sistema de energía eléctrica

En 2005, la infraestructura eléctrica canadiense se encontraba en gran medida bajo jurisdicción provincial [6] e incluía los procesos de generación, transmisión y distribución. Las autoridades provinciales ejercían su jurisdicción por medio de empresas de servicios públicos “de la Corona”1 y de las respectivas entidades reguladoras provinciales. Tradicionalmente el suministro de la electricidad ha correspondido a empresas de servicios públicos eléctricos de integración vertical, muchas veces propiedad de los gobiernos provinciales y con derechos exclusivos, de monopolio. Sin embargo, a finales de los años noventa, la estructura de la industria se modificó porque la mayoría de las provincias empezaron a separar las funciones de generación, transmisión y distribución en diferentes organizaciones. Algunas provincias incluso permitieron la participación del sector privado, otorgando autorizaciones a productores independientes de energía eléctrica.

En el orden federal, en 2005 el Consejo Nacional de Energía (National Energy Board) de Canadá tenía jurisdicción sobre las exportaciones de electricidad, las líneas de transmisión internacionales y ciertas líneas interprovinciales designadas, mientras que la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear (Canadian Nuclear Safety Commission) tenía autoridad sobre el sector de la energía nuclear. El gobierno federal apoyaba la investigación, desarrollo y comercialización de nuevas tecnologías, incluida la nuclear.

La mayor parte de la electricidad se generaba en centrales hidroeléctricas o en centrales nucleoeléctricas y termoeléctricas, estas últimas alimentadas con combustibles fósiles como carbón, combustóleo y gas natural. En 2005, el número total de centrales eléctricas que operaban en Canadá ascendía a 979, de las cuales 503 eran plantas hidroeléctricas; 419, centrales termoeléctricas convencionales; 49, instalaciones eólicas; 7, centrales nucleares, y una era una planta mareomotriz. Durante muchos años, Canadá fue el mayor productor mundial de energía hidroeléctrica; hacia 2005, con acceso a alrededor de 7% del caudal total de agua en el mundo [7], ocupaba el segundo lugar en generación hidroeléctrica, después de China. Asimismo, ese año Canadá figuró entre los diez mayores productores de electricidad del orbe, al contribuir con 3.4% de la producción mundial [8].

De acuerdo con cifras de la Dirección General de Estadística de Canadá (Statistics Canada) [9, 10], de 2002 a 2005 la capacidad instalada total del país había aumentado 5.7%, para llegar a 121,482 MW, mientras que la generación neta de electricidad sólo creció 4% y ascendió a 604,500 GWh. La hidroelectricidad continuó siendo el principal modo de generación eléctrica en Canadá en 2005 (358,446 GWh, es decir, 59% del total nacional), seguida por las centrales convencionales de vapor (130,320 GWh, o 21.5%) y por fuentes nucleares (86,830 GWh, o 14%). Por lo tanto, aproximadamente 74% de la electricidad generada en Canadá en 2005 se obtuvo mediante procesos sin emisiones atmosféricas contaminantes [9, 10].

Respecto del 21.5% de la electricidad total generada ese año en Canadá por centrales termoeléctricas a base de combustibles fósiles, el carbón predominó como combustible utilizado, seguido por el gas natural y el combustóleo, con 66.4, 21.8 y 7.8 por ciento, respectivamente [9].

De 2002 a 2005, mientras que la producción de las centrales termoeléctricas convencionales a base de vapor decreció 8.0%, la producción de centrales hidroeléctricas y nucleoeléctricas aumentó 3.5 y 21.9 por ciento, respectivamente. En 2005, las provincias de Quebec y Ontario, en conjunto, contribuyeron con alrededor de 56% de la generación total de energía eléctrica en Canadá [9, 10].

1 El término empresas de servicios públicos “de la Corona” se refiere a las plantas propiedad de los gobiernos federal o provinciales estructuradas como empresas privadas o independientes. En comparación con los departamentos o dependencias gubernamentales, estas empresas gozan de mayor autonomía y están menos sujetas a un control político directo.

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