Yarducopia: cultivo de alimentos y desarrollo comunitario en el extremo norte
Organización: Acción Comunitaria de Alaska en Materia de Sustancias Tóxicas (Alaska Community Action on Toxics)
Ubicación:
Anchorage y Port Heide, Alaska
País: Estados Unidos
Otras organizaciones que participan:
- Participación directa: Ciudad indígena de Port Heiden, escuela secundaria Steller, escuelas primarias Campbell Lakes y North Star, jardines botánicos de Alaska.
- Otros grupos beneficiados o que colaborarán en ciertos aspectos de este trabajo: Servicios de extensión universitaria de la Universidad de Alaska (University of Alaska Cooperative Extension Service), Asociación de Cultivos Sustentables de Alaska (Alaska Permaculture Guild), Banco de Alimentos de Alaska (Food Bank of Alaska), comedor popular del centro de la ciudad (Downtown Soup Kitchen), jardines de Bragaw (Gardens at Bragaw), Asociación de Expertos en Horticultura de Alaska (Alaska Master Gardeners) y Bike Anchorage.
Antecedentes
De los alimentos consumidos en Alaska, 95 por ciento se importa a través de una larga cadena de suministro desde México, Europa, Asia y los 48 estados de Estados Unidos continental. Si bien se registra un elevado interés en el cultivo local de alimentos, existen numerosas barreras que dificultan su adopción, como la disponibilidad de tierra, la intensa labor requerida y la carencia de habilidades básicas. La iniciativa Yarducopia se propone conectar a personas interesadas en horticultura y apoyarlas a fin de que puedan sortear tales barreras y cultivar sus propios alimentos orgánicos en tierras disponibles. Se contribuye así a consolidar una comunidad de horticultores de Alaska unida en torno a una alimentación más sana, con una reducida huella ambiental y motivada por la defensa de un mundo sustentable, sin sustancias tóxicas.
Metas
Con este proyecto se abordará la naturaleza insustentable del actual sistema alimentario de Alaska, el uso elevado de combustibles fósiles en el transporte de alimentos y la problemática de las sustancias químicas perjudiciales que se incorporan a la dieta convencional. Se busca iniciar en Alaska un movimiento popular de horticultores orgánicos que trabajen por un mundo con un clima estable y sin productos tóxicos. Al enseñar a la gente a cultivar alimentos orgánicos y ayudarle a sortear las barreras para hacerlo, se reducirá automáticamente el uso de sustancias químicas tóxicas y de combustibles fósiles, y se creará un cuadro de defensores del medio ambiente dedicados y bien informados. Esto se llevara a cabo con la participación combinada de propietarios de tierras interesados en compartir y gente con la voluntad de trabajar en el cultivo de hortalizas. Se proporcionarán plantas (o se ayudará a localizarlas) y materiales orgánicos para la creación de los huertos y se brindará capacitación en técnicas hortícolas que permitan enfrentar con éxito del desafío que representan los climas locales. Para las temporadas de cultivo de 2016 y 2017 se tiene previsto ayudar a la gente a cultivar alimentos en más de 40 huertos de Alaska, con lo que se beneficiarán cuando menos 80 familias. Con el propósito de aumentar más la influencia de estas hortalizas y luchar contra la inseguridad alimentaria en la zona, los participantes donarán 10 por ciento de su producto a organizaciones de beneficencia de su elección.
Actividades principales
Se impartirán como mínimo seis talleres de horticultura orgánica en Anchorage en 2016 y 2017. Se crearán e impulsarán 40 huertos compartidos en esa ciudad, incluidos cuando menos tres huertos escolares. Se realizarán consultas con el poblado indígena de Port Heiden, al que se acudirá para crear e impulsar un huerto comunitario.
Resultados
En 22 meses se habrá capacitado a más de 80 personas en el cultivo de alimentos orgánicos (tan requerido en Alaska), con aprovechamiento desechos orgánicos disponibles en la localidad (estiércol, desechos de jardín) para fertilizar el suelo. Todas estas personas alcanzarán una mayor conciencia ambiental respecto de su cadena alimentaria y adquirirán capacidades para producir sus propios alimentos de manera sustentable, de manera que podrán volverse promotores de la horticultural local orgánica. En al menos 4,000 pies cuadrados [1,220 m2] se habrán construido más de 40 huertos fértiles, mismos que brindarán alimento sano y mejorarán las condiciones ambientales al desplazar el uso de combustibles fósiles y sustancias químicas tóxicas asociadas con el transporte y producción de alimentos convencionales.