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Subvención NAPECA

Escuelas rurales en la zona de la montaña de Texcoco: hacia la sustentabilidad

Organization: TEXCOTLI Productores y Artesanos del Estado de México A.C.

Ubicación: Santa Catarina del Monte, Texcoco, Estado de México
País: México

Descargar el resumen del proyecto subvencionado

Concluido Rural schools

ANTECEDENTES

El propósito principal de este proyecto es fomentar, a partir de la teoría y la práctica, la educación ambiental como complemento para una formación educativa completa, ya que actualmente las escuelas sólo tocan el tema de manera superficial.

El uso desmedido de los recursos naturales y sus derivados en hogares y escuelas se va heredando a las nuevas generaciones, pues los niños en edad escolar tienen poca, o ninguna, mesura al utilizar dichos recursos (sobre todo agua y electricidad).

Dos agravantes de esta problemática son el bajo precio (monetario) del agua en la región, que favorece el desperdicio del recurso y, en consecuencia, su escasez en periodos de sequía, y el elevado precio de la energía eléctrica,  ya que el actual proceso de regulación del servicio y su cobro ha impactado gravemente la economía de la población, incluidas las instituciones de enseñanza de la región.

Por último, y en parte como resultado de la evolución social, la globalización y el consumismo, la obesidad infantil, la desnutrición y la diabetes —entre otros padecimientos ligados directamente con la (mala) alimentación— están afectando a buena parte de la población. Esto también es consecuencia de la transformación de las tierras de cultivo en lotes habitacionales y la cada vez mayor dependencia alimentaria de productos congelados, procesados, embutidos y de baja calidad nutrimental.

En este sentido, el proyecto busca despertar y sembrar interés en alumnos y padres de familia por la protección, conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales mediante el uso de ecotecnias y prácticas innovadoras para el manejo de éstos. Al mismo tiempo, pretende enseñar a la comunidad escolar (incluidos profesores y padres de familia) a producir sus propios alimentos (frutas y hortalizas) a fin de fomentar una vida sana y buenos hábitos alimenticios, y mejorar así la calidad de vida de la población en general. Es importante resaltar que el proyecto abarca y combina de manera equilibrada tres factores importantes: el social, el ambiental y el económico, que, en conjunto, encaminan el proyecto hacia la sustentabilidad.

Por otra parte, se pretende que el proyecto sirva como modelo y se reproduzca, en un futuro, en toda la zona de la montaña de Texcoco, donde actualmente se asientan comunidades indígenas interesadas y preocupadas por la protección del medio ambiente —y, más importante aún, por las generaciones futuras—, pero que no cuentan con los recursos económicos y técnicos necesarios.

METAS

Instalar tres sistemas fotovoltaicos que produzcan, en total, una cantidad nominal de 600 KWh mensuales para reducir el impacto económico actual por el pago de energía eléctrica; captar agua pluvial a lo largo del año y almacenar, en suma, hasta 500 m3 del líquido (acumulativos entre los tres planteles considerados), para contrarrestar el déficit en tiempos de seca. El agua se aprovecharía también en sanitarios y en la operación de tres huertos escolares con una superficie de 400 m2 —a crearse como parte de este proyecto—, que procuren una alimentación más sana entre los escolares y despierten el interés de la familia en general por producir parte de sus alimentos. Cada elemento (sistema fotovoltaico, captación de agua y hortaliza) se realizará en tres escuelas: una secundaria, una primaria indígena y una preescolar indígena.

ACTIVIDADES PRINCIPALES

En cada una de las tres escuelas participantes se colocará un lote de paneles fotovoltaicos prefabricados sobre las azoteas de las aulas y se firmará un contrato especial con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para conectar el sistema a la red pública e inyectar la energía producida. Ello permitirá “descontar” a las escuelas y reducir o eliminar su consumo de energía eléctrica convencional. Para la colecta y conducción de agua pluvial, se colocará un borde de ladrillo en la periferia de las azoteas de aulas que no tienen cubierta de “teja”, y en aquellas que sí la tienen se colocará una canaleta de aluminio; con ello se canalizará el agua hasta conducirla a una tubería (de PVC) por la que, previamente filtrada, desembocará en el tanque de almacenamiento, a construirse superficialmente. Los huertos se crearán conforme al nivel (edad) escolar; en todos los casos, se construirán camas de siembra, un área de composta, mesas de trabajo (de madera), senderos, señalamientos y cercas; los alumnos, padres de familia y personal de cada escuela participarán en la construcción del huerto, la preparación del suelo y la elaboración de composta, así como la siembra, trasplante, mantenimiento y cosecha. En cuanto a la operación del sistema fotovoltaico y de captación de agua pluvial, se brindará capacitación para el mantenimiento y la detección de las fallas más comunes. Para los huertos escolares, habrá capacitación y supervisión a lo largo de medio año en las distintas etapas del proceso de creación del huerto, y durante los seis meses siguientes se contará con la asesoría necesaria para que el huerto sea operado en forma independiente por la escuela.

RESULTADOS

Con la instrumentación del proyecto en las tres escuelas consideradas, se pretende lograr un ahorro de más de 50% en el pago por consumo de energía eléctrica, una captación de agua pluvial que permita cubrir más de 50% del consumo actual, así como la convivencia entre las comunidades escolares y la población de la localidad gracias al intercambio de actividades, productos, información y experiencias de cada escuela resultantes del manejo del huerto y la aplicación de ecotecnias.

Sinérgicamente, alumnos y padres de familia, una vez que hayan experimentado y corroborado los beneficios de las ecotecnias que se enseñarán e implementarán con este proyecto, quedarán convencidos de sus ventajas como opción para llevar una vida más “barata” (con costos reducidos) y más sana en términos ambientales, y se verán motivados a difundirlas y, en la medida de sus posibilidades, ponerlas en práctica.

En conjunto, estos logros tendrán un efecto positivo en la disminución de la huella ecológica de la población escolar: menor presión al manto freático local, reducción del uso de energía eléctrica de fuentes no renovables y mejora en la calidad de la alimentación de los alumnos.

Por otra parte, la información y experiencia que se deriven del proyecto permitirán —en un futuro cercano— ponerlo en marcha, con sus correcciones y adiciones, en el resto de las localidades (o escuelas) de la “zona de la montaña” de la región oriente del Estado de México. Con estas acciones se promoverá no sólo el uso de nuevas tecnologías que reduzcan la huella ecológica de la población, sino ambién una conciencia menos consumista, preservadora del conocimiento ancestral (labores agrícolas).