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Comunicado de prensa

Presenta la CCA documentos de discusión sobre efectos del maíz genéticamente modificado en México

Montreal, 1/6/2003 – El Secretariado de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) publicó hoy un conjunto de documentos de discusión para dar inicio a un estudio formal sobre los posibles efectos del maíz genéticamente modificado en el cultivo de las variedades tradicionales del grano en México.

Los trabajos presentan las perspectivas de los respectivos autores acerca de los efectos ecológicos, biológicos y socioculturales de los transgenes en las variedades mexicanas de maíz, y se publican luego de que en octubre se integrara un grupo asesor de 16 miembros, nombrados por el Secretariado de la CCA, para orientar el estudio.

«México es el centro de origen de la mayor parte del maíz de todo el mundo», señaló el presidente del grupo asesor, doctor José Sarukhán, destacado investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). «Con siete millones de hectáreas dedicadas a su producción, este importante cultivo es el pilar de la agricultura en México y el alimento básico de millones de personas.»

En todo el mundo se ha promovido la biotecnología –incluido el maíz transgénico– como una alternativa para aumentar la producción agrícola, aliviar el hambre y producir medicinas. Sin embargo, han surgido preocupaciones sobre los posibles efectos colaterales en el medio ambiente, incluidos riesgos para la diversidad biológica y del maíz.

A principios de 2002 el gobierno de México encargó un estudio para verificar informes previos de que había ocurrido ya una migración de transgenes a variedades tradicionales –o criollas– de maíz en México. Los resultados preliminares del informe solicitado por el Instituto Nacional de Ecología y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) al parecer confirman estos hallazgos, a pesar de la prohibición federal de sembrar maíz genéticamente modificado.

Ello ha despertado una todavía mayor preocupación respecto de la posible diseminación de transgenes. Como plantea la doctora Elena R. Alvarez Buylla, investigadora de la UNAM, en uno de los documentos de análisis: «La progenie de plantas polinizadas de manera no intencional por variedades transgénicas puede servir de ‘puente’ para transferir esos transgenes a otras variedades cultivadas o a sus parientes silvestres».

Además de evaluar los efectos que se examinan en los documentos de análisis, el estudio Maíz y biodiversidad: efectos del maíz transgénico en México se ocupará de los vínculos entre la diversidad genética de los cultivos y el sustento de las comunidades rurales mexicanas, y revisará el marco jurídico y las implicaciones comerciales de la agricultura del maíz.

Toda la información, incluidos los documentos de análisis e investigaciones subsecuentes, se publicarán para consulta pública. El simposio que se planea realizar en el otoño de 2003 significará una oportunidad para un mayor escrutinio y antecederá a la elaboración del informe final para el Consejo de la CCA, integrado por los titulares de las secretarías de Medio Ambiente (o su equivalente) de México, Canadá y Estados Unidos.

El Secretariado de la CCA inició el estudio en conformidad con el Artículo 13, sección del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN) que confiere al Secretariado autoridad para presentar a los gobiernos de las tres Partes informes sobre asuntos de relevancia ambiental.

Acerca de la CCA

La Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) es una organización intergubernamental establecida en 1994 por Canadá, Estados Unidos y México en virtud del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN), convenio paralelo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en materia de medio ambiente. A partir de 2020, con arreglo al nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), la CCA se rige por el también nuevo Acuerdo de Cooperación Ambiental (ACA), que la reconoce y establece los términos para continuar su funcionamiento. La CCA reúne a una amplia diversidad de interesados —incluidos el público en general, comunidades indígenas, jóvenes, organizaciones no gubernamentales, académicos y empresarios— en busca de soluciones para proteger el medio ambiente compartido de América del Norte y, al mismo tiempo, fomentar un desarrollo sustentable en la región en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

La CCA está regida y financiada a partes iguales por los gobiernos de: Canadá, a través del ministerio federal de Medio Ambiente y Cambio Climático (Environment and Climate Change Canada, ECCC); los Estados Unidos de América, por medio de la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency, EPA), y los Estados Unidos Mexicanos, mediante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

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