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Comunicado de prensa

Al rescate de las aves de América del Norte

El bienestar de las aves de cualquiera de los países de América del Norte depende de las condiciones ambientales que encuentren en los tres países del subcontinente. Pashley describe cómo la ICAAN está encauzando esfuerzos para acopiar conocimientos y recursos en Canadá, México y Estados Unidos en una estrategia subcontinental unificada al rescate de las aves.

La Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (ICAAN) intenta, con el impulso de la CCA, incrementar la eficacia en la conservación de la avifauna de los tres países. Hay muchas personas interesadas en las aves, sea por ser éstas componentes sorprendentes y activos del mundo natural, sea porque las ven como especies de caza o elementos críticos para la salud de los ecosistemas. Pero el interés se tornó en preocupación ante el alarmante descenso poblacional de muchas aves, lo que hizo que una plétora de organizaciones, dependencias, compañías y personas se dedicara a su conservación. La ICAAN ofrece a estas entidades tan diversas la oportunidad de interactuar y cooperar.

¿Por qué es tan importante lograr una mayor cooperación? Porque las crecientes presiones a que los seres humanos sometemos nuestros suelos y aguas, dan lugar a una gama de retos tan compleja y en un territorio tan vasto que para lograr un avance significativo necesitamos todo el talento y los recursos que podamos reunir en el subcontinente entero. Más de mil 100 especies de aves habitan con regularidad estos tres países y cada una necesita un conjunto de hábitats único y complejo. Varias de estas especies prosperan con los crecientes cambios inducidos por el hombre, pero muchas más atraviesan tiempos difíciles. Es demasiado complicado incluso el simple paso de determinar qué aves están sujetas a las mayores presiones y dónde está ocurriendo esto. Evaluar las tendencias de población de tantas especies, en su mayor parte muy difíciles de contar en miles y miles de kilómetros cuadrados, es un reto científico colosal. Ahora, aun cuando hay muchos aspectos no bien entendidos todavía, lo que sí queda claro es que gran parte de las aves con las que compartimos el subcontinente están en problemas, ya que la salud de muchas especies en un país depende de las condiciones ambientales de dos o más naciones.

¿Cómo solucionar estos problemas? ¿Qué hacer para ayudar a que las poblaciones se estabilicen o recuperen? Algunas respuestas son simples: tierras húmedas, prados, bosques y otros hábitats sanos son mucho mejores para las aves que las lotificaciones o las milpas. Sin embargo, la tierra aparentemente buena para las aves no siempre está en perfectas condiciones, de ahí que debamos aprender a manejar eventualidades, como incendios e inundaciones, si queremos mantener los ecosistemas dinámicos requeridos por muchas especies. También tenemos que detener la invasión de plantas y animales exóticos y agresivos que amenazan la estabilidad de los ecosistemas. Además, las tierras manejadas o protegidas para la vida silvestre son apenas una pequeña parte del panorama. Tenemos que aprender a hacer compatibles las necesidades de las aves con la silvicultura, el pastoreo y las fuerzas agrícolas que dominan un porcentaje tan grande de nuestro subcontinente, así como trabajar con quienes manejan la tierra para poner en marcha prácticas inocuas para la avifauna.

En resumen, la conservación de las aves demanda nada menos que lo siguiente:

  • vigilancia en todo el subcontinente por un ejército de voluntarios;
  • investigación enfocada a cargo de un equipo de ornitólogos capacitados y financiados;
  • elaboración de planes y objetivos en todos los tipos de hábitat imaginables de América del Norte, todos sancionados por una amplia gama de grupos de interés;
  • influencia en las políticas ambientales de los tres países, sus estados, provincias, condados, municipios, ejidos y otras unidades políticas (sin considerar que es necesario atender también los problemas de las aves migratorias en el Caribe, Centroamérica y América del Sur);
  • una relación positiva con algunas de las industrias económicas de manejo de la tierra más poderosas del subcontinente;
  • difusión, educación y comunicación para atraer la simpatía popular hacia la conservación, y
  • sumas de dinero fabulosas.

¿Alguna otra pregunta sobre por qué las personas comprometidas en la conservación las aves debemos unir recursos y cooperar entre nosotros? La Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte es hasta ahora la mejor idea para alcanzar nuestra meta. Ya informaremos sobre sus avances.

Acerca de la CCA

La Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) es una organización intergubernamental establecida en 1994 por Canadá, Estados Unidos y México en virtud del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN), convenio paralelo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en materia de medio ambiente. A partir de 2020, con arreglo al nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), la CCA se rige por el también nuevo Acuerdo de Cooperación Ambiental (ACA), que la reconoce y establece los términos para continuar su funcionamiento. La CCA reúne a una amplia diversidad de interesados —incluidos el público en general, comunidades indígenas, jóvenes, organizaciones no gubernamentales, académicos y empresarios— en busca de soluciones para proteger el medio ambiente compartido de América del Norte y, al mismo tiempo, fomentar un desarrollo sustentable en la región en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

La CCA está regida y financiada a partes iguales por los gobiernos de: Canadá, a través del ministerio federal de Medio Ambiente y Cambio Climático (Environment and Climate Change Canada, ECCC); los Estados Unidos de América, por medio de la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency, EPA), y los Estados Unidos Mexicanos, mediante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

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